PLACETA DEL SALVADOR

Placeta del Salvador,
tres acacias en el aire
y mi madre en el balcón.

La torre, con ser tan alta,
no lo era mas que mi voz,
ni eran sus campanas tan...
tan campanas como yo.

A pájaros y veletas
siempre ganó mi canción,
y sobre todas las cosas,
la felicidad mayor
sin darle importancia apenas,
Dios vivo en mi corazón.

Placeta de todo el mundo,
placeta del Salvador,
tres acacias en el aire
y mi madre en el balcón.

II
Hoy si que la torre es mucho mas
alta que yo,
hoy sí que son sus campanas
mas campanas que mi voz.
A pájaros y veletas
ya no gana mi canción

Y sobre todas las cosas
esta tristeza mayor:
ir ganando ciencia a costa
de olvidar el corazón.

Placeta triste del mundo,
placeta del Salvador
Ya no están tus tres acacias
ni mi madre en el balcón.

III
¡Qué no daría, placeta,
por ser el niño que fui!
¡Ay, qué buen cuidado para
no perder lo que perdí!

Estarme a solas contigo
y la lluvia entre los dos,
que no nos viera la luna,
que sí nos besara el sol!

Y yo crecer hacia abajo,
embeber bajo la lluvia
y caminar a mi nana
en vez de a mi sepultura.

Y poderme morir no
de grande, sino de chico;
de no haber crecido tanto,
sino de no haber crecido.

A los niños no les llega
la vida mas que a los pies;
luego, cuando van creciendo,
les va llegando a la sien.

Por eso, qué no daría
por ser el niño que fui.
¡Ay, qué buen cuidado para
no separarme de tí!

No saber tanto de tanto,
jugar contigo y tener
la voz, la vida y la muerte
todavía por los pies!

IV
Era invierno y era Enero
y estaba el balcón cerrado;
cerrado estaba el balcón,
pero lo abrieron los magos.

Esta noche tengo abierto
de par en par el balcón,
pero los Magos no llegan.
Cierra y llora, corazón.

Muchas cosas se me han
muerto,
pero esperándoos, Melchor,
aún tengo un balcón abierto
dentro de mi corazón.
Gaspar, no paseis de largo,
que esperando una ilusión
tengo un rincón, casi amargo,
dentro de mi corazón.
Baltasar, no tengais prisa,
que, esperando vuestro don,
aún se me duerme una risa
dentro de mi corazón.

Y tú, lucero viajero,
pura flor de parabienes,
Rafaelillo compañero
de Magos y de Belenes,
por todo lo que mas quieras
te lo pido:
ponme algunas primaveras
de las que ya se me han ido.
O mejor:
ponme diez años en una
placeta del Salvador,
y tres acacias en flor,
un balcón a la placeta
y a mi madre en el balcón.