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BAJO LA TIERRA, NO
Bajo la farola —hoy medio farola— del pretil de San Miguel,
un almendro había
cuando mi niñez
y que me traía
aires de Gabriel.
Echad mis cenizas
bajo esa farola —hoy medio farola—
del pretil de San Miguel.
Yo sé muy bien que
lo que desde niño
tengo de vejez,
silenciosamente
crecerá ciprés.
Mas también sé que
lo que todavía
tengo de niñez
en un almendrillo
podrá florecer.
No bajo la tierra,
no con mucha tierra
me enterréis.
Sembrad mis semillas
—a voleo como los trigos—
casi a flor de piel,
(si fuera posible
un atardecer;
—cenizas y tardes
se llevan muy bien—),
para eternamente
—almendro o ciprés—
ver a mi Granada,
(—como hacía entonces
cuando mi niñez,
como tantas veces
cuando los veranos
de mi sangre en pie,
como tantas veces
en mi madurez—)
desde esa farola —hoy medio farola—
del pretil de San Miguel.
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